21 de febrero de 2012

Suzanne



Le gustaba ser trapecista. Un día sin estar preparada subió al mástil, empuñó las anillas y al realizar un salto mortal cayó en la pista del circo y quedó medio descalabrada (…) Renoir la había pintado con la frente abombada, secándose el pelo, bailando con sombrero de flores; Toulouse- Lautrec la había dibujado sentada, la mano en el mentón frente a una botella y un vaso, la boca amarga, los ojos turbios; Degas la había inmortalizado atándose la zapatilla de ballet (…) Cuando regresaba de las sesiones de modelo o de tomarse un pan rociado con vino tinto en la Posada del Clavo donde tocaba el piano su amigo Erik Satie, la chica se encontraba en la puerta de casa un ramo de flores de Lautrec con una nota: "Vale para unos vasos de vitriolo". Un día el pintor descubrió los óleos y dibujos que la chica realizaba de noche en secreto (…) Los mostró a los amigos. "¿A ver si sabéis de quién son?". Eran de aquella jovencita. Entonces Lautrec le quiso cambiar de nombre. Nunca podría ser una buena pintora llamándose Marie-Clémentine.

Manuel Vicent.  El triple salto mortal de Suzanne Valadon.

No hay comentarios: